La historia
de la Ciudad de México es innegable. Sus calles y avenidas principales viven,
respiran, forman parte del ADN de una de las metrópolis más grandes del mundo.
Una arteria principal, elemento que creció a la par que la capital lo hacía:
Avenida Insurgentes, encierra magia e historia.
Es
considerada la avenida más grande de Latinoamérica y una de las más extensas
del mundo. Recorrerla es un viaje a los sentidos, que cargados de historia, nos
recuerdan el pasado glorioso de la capital de nuestro país y las anécdotas que
cronistas recogían de lo que pasaba ahí, pasó a ser parte de la descripción
ideológica del mexicano.
Dice una
crónica publicada en el Universal en la década de los 60:
“Recorrer
Insurgentes de norte a sur implica hacer un recorrido por zonas de la ciudad
completamente distintas entre sí, ver muy diferentes mundos dentro del mundo
que es la Ciudad de México. El paso de los años la ha ido transformando hasta
lo que es hoy, una avenida especialmente imponente que no siempre apreciamos en
su totalidad, y que frecuentemente impresiona a quienes son capaces, turistas
o capitalinos, de mirarla con asombro.”
Y es dentro
de esta magia única de la Avenida Insurgentes, que han surgido diferentes
inmuebles que le han dado un toque de modernidad a una vía llena de historia.
Insurgentes
688 es el número de este complejo, ideado como zona de oficinas. El inmueble
destaca con una fachada que refleja una Arquitectura sobria y sin adornos, que
se nutre de la magia de estar en una avenida con tal peso en la historia de la
capital.
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